El mando supremo del imperio es el Emperador, en este caso Emperatriz ; la Emperatriz se vale de diversas herramientas para ayudar al gobierno. Inmediatamente por debajo de ella está el Consejo de Gobierno, formado por varios consejeros (no menos de seis y no más de quince). Actualmente, el consejo lo forman seis hombres y una mujer, sin embargo esta última no tiene cargo como consejera y por tanto normalmente no se la incluye.

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Los consejeros, como bien su nombre indica, tienen como misión principal aconsejar al Emperador en diversos temas. Dentro de los límites anteriormente nombrados, cada Emperador tiene total libertad de añadir nuevos consejeros o deshacerse de los que considere innecesarios (habría que tenerse en cuenta las consecuencias de una u otra cosa) y juzgar qué tipo de consejos necesita.

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También tienen funciones administrativas similares a las de un ministro, llevando adelante las políticas del Imperio en su área de competencia especial, con cierta libertad a la hora de actuar y las formas en que hagan valer esas políticas. No son un órgano de control, su voto no vincula al Emperador ni al Imperio pero convendría tenerlo en cuenta si se desea un buen clima de gobierno. 

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Debajo de ellos existen los gobernadores, que estarían encargados del gobierno interno a nivel provincial (​entidades territorial dentro del ordenamiento imperial, dotadas de autonomía, con instituciones, representantes propios y determinadas competencias ejecutivas.); son elegidos por la propia Emperatriz y dependen jerárquicamente de ella, siendo a quien tienen que rendir cuentas dos veces al mes.  

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Finalmente, existe una figura no oficial que es la del terrateniente ligado a áreas más pequeñas, como pueblos o ciudades distantes con la capital, y cuya única obligación consiste en defender los intereses de sus conciudadanos ante la administración Imperial de forma que ayuden a mejorar su calidad de vida.