Los dragovianos tienen una larga tradición oral, que posteriormente se tornó (aunque no en su totalidad) pictórica tras el desenlace de la guerra de conquistas de Eainiviel; dan, a su vez, gran importancia a la comunidad siendo que entienden a su grupo como una gran familia, y está muy mal visto negar ayuda a un compañero si es que puedes dársela. Hombres y mujeres tienen el mismo peso en su sociedad, y reparten sus tareas en base a las habilidades individuales de cada uno. Guardan gran respeto por la naturaleza, de hecho no cuentan con deidades sino que se refieren a Akariv, al planeta como un organismo vivo que regula y gobierna todo lo que el sol y la luna alumbran. Los niños son criados en grupos aislados que son conocidos como Aam, a los que se asigna un adulto quién se encargará de su educación. Allí pasan la mayor parte del tiempo, favoreciendo el trabajo en grupo, la convivencia y expandiendo su concepto de "familia" al resto de congéneres. Otrora fueron más belicosos, como remanente de esas viejas actitudes quedó la costumbre de entrenar en las artes de la guerra a los más pequeños; desde muy jóvenes se les instruye en tácticas de caza, guerra, rastreo e incluso espionaje. Son grandes guerreros incluso sin liberar su forma draconiana, también se les enseña magia dado que poseen habilidades mágicas innatas, unos con más talento que otros. También quedaron las Pruebas de Valor, una serie de retos a los que cualquier individuo puede someterse sin que de ninguna forma se menosprecie a quienes no las llevan a cabo. Quien las supera se les considera agraciados por Akariv y son los llamados "sabios", con responsabilidades tales como el co-gobierno o la protección del pueblo.